La estructura también destaca por su aerodinámica. Con una envergadura de un metro y una longitud corporal de 50 centímetros, utiliza un diseño de ala fija y una hélice única en la parte delantera para propulsión aérea. La cola del robot está configurada en forma de V dividida, lo que aporta estabilidad durante el vuelo.
Esta configuración demostró ser efectiva en pruebas, donde RAVEN puede alcanzar una velocidad inicial de 2,2 metros por segundo al despegar y mantener un vuelo controlado gracias a la transición fluida entre el salto y la activación de la hélice.
Un detalle clave en el diseño son los dedos de sus pies, equipados con una articulación elástica pasiva que mejora la estabilidad al caminar y permite ángulos precisos durante el salto. Este enfoque innovador evita el uso excesivo de actuadores, lo que sería contraproducente debido al peso adicional que generarían.
Ventajas frente a drones tradicionales
La capacidad de RAVEN para saltar y despegar desde cualquier superficie representa una ventaja significativa frente a los drones tradicionales de ala fija.
Mientras que estos últimos requieren infraestructuras específicas, como pistas de despegue o lanzadores, este nuevo robot elimina estas limitaciones al integrar patas con resortes que le permiten generar la fuerza necesaria para iniciar el vuelo de manera autónoma.
Para los drones convencionales, la necesidad de una pista o un lanzador puede ser un obstáculo en contextos de difícil acceso, como áreas afectadas por desastres o entornos naturales aislados. En cambio, RAVEN ofrece una solución adaptable gracias a su habilidad para caminar, saltar obstáculos y despegar desde el suelo en espacios reducidos.
En particular, la capacidad para despegar verticalmente desde casi cualquier lugar lo convierte en una herramienta potencialmente valiosa en operaciones de rescate y otras aplicaciones donde los drones convencionales no pueden operar con eficacia.