
El papel que Demi Moore siempre lamentará haber perdido: “Me puse muy nerviosa en la segunda audición”
Demi Moore, la icónica actriz de Hollywood, vivió una trayectoria llena de altibajos. Desde su ascenso en los años 80 como una de las principales figuras de la industria, hasta un periodo de dificultades y fracasos, su carrera estuvo marcada por momentos de éxito rotundo y de desilusión. Sin embargo, el último año fue testigo de su resurgimiento, gracias a su aclamado papel en La sustancia. Este renacimiento le permitió mostrar un talento que, a pesar de haber sido ignorado durante años, finalmente fue reconocido por el público y la crítica, destacó Far Out.
Un ascenso vertiginoso y un descenso abrupto
Demi Moore se convirtió en una de las grandes estrellas de Hollywood durante la década de 1980. Con papeles reveladores en películas como Ghost, Algunos hombres buenos y Una propuesta indecente, Moore alcanzó un nivel de popularidad que la colocó en la cima del firmamento cinematográfico. Fue una de las “it girls” de la época, capaz de atraer a una audiencia masiva y de deslumbrar con su presencia en la pantalla grande.
La cúspide de su carrera parecía llegar cuando obtuvo un contrato millonario para protagonizar Striptease, una película que resultó ser un fracaso comercial y de crítica. “Hollywood, tan volátil como siempre, dejó de prestarle atención” tras la feroz crítica hacia su actuación y el desprestigio de la película. Aquel proyecto, que en principio se pensó como la consagración definitiva de Moore, terminó por desencadenar un giro inesperado en su carrera, marcando el inicio de una etapa de dificultades profesionales.
La industria del cine, siempre tan despiadada, no tardó en recordar a Demi Moore cuán rápido se puede pasar de ser una estrella a convertirse en una figura olvidada. Hollywood, un lugar que valora la apariencia de éxito más que el arte mismo, pareció despojarla de su lugar en la cima. La actriz pasó de ser una de las principales intérpretes de su generación a participar en proyectos como GI Jane y Los ángeles de Charlie, que, aunque no fueron fracasos rotundos, tampoco alcanzaron el nivel de éxito que ella había tenido en el pasado.
La realidad de la industria del cine se hizo patente para Moore. En varias entrevistas, la actriz habló de cómo los productores y expertos de la industria le aseguraban que su carrera había llegado a su fin, y que solo podría aspirar a trabajos menores o poco relevantes. Sin embargo, “la resiliencia que demostró fue uno de los elementos clave que le permitió recuperar su carrera y reestablecer su relevancia”.