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La hija de Tom Hanks relata en un libro íntimo y descarnado el sentimiento de amor y odio hacia su madre

Elizabeth Anne Hanks, hija del renombrado actor Tom Hanks y su primera esposa, Samantha Lewes, compartió una visión desgarradora de su niñez en su reciente libro The 10: A Memoir of Family and the Open Road (Los 10: Una memoria de la familia y el camino abierto).

En sus memorias, E.A. Hanks relata una infancia marcada por el abandono emocional, la violencia familiar y el dolor de vivir bajo la sombra de una madre con trastornos mentales no diagnosticados, explicó Vanity Fair.

Un hogar roto desde el principio

La separación de sus padres en 1985 fue el principio de una larga serie de desafíos para E.A. Hanks y su hermano Colin.

Tras el divorcio, ambos fueron enviados a vivir con su madre en Sacramento, California, donde la vida familiar se volvió un caos. Samantha Lewes, conocida artísticamente como Susan Dillinghampadecía problemas psicológicos que afectaron profundamente la estabilidad emocional de sus hijos.

Aunque nunca fue diagnosticada, E.A. Hanks sospecha que su madre sufría de trastorno bipolar, con episodios de paranoia y delirio que hicieron que su hogar fuera cada vez más inestable.

Los primeros años de E.A. fueron un reflejo de esta vida llena de confusión. La casa que en algún momento fue el hogar familiar con un patio y una piscina, terminó convertida en un lugar deteriorado, cubierto de excrementos de perro, con una nevera frecuentemente vacía o llena de comida caducada.

La violencia emocional fue la norma, y con el tiempo, se transformó en violencia física, lo que forzó a E.A. a mudarse a Los Ángeles en busca de una vida más tranquila.

El amor y el dolor de una relación rota

A pesar de todo, E.A. nunca dejó de sentir amor por su madre, aunque su relación estuvo marcada por altibajos emocionales. En sus memorias, describe cómo, entre los 5 y los 14 años, vivió una vida llena de amor, privaciones, violencia y confusión.

A pesar de las carencias materiales y emocionales, la niña trató de encontrar un refugio en su relación con su madre, entendiendo a la vez que esa figura materna estaba lejos de ser perfecta.

El relato de Hanks está impregnado de una contradicción constante: el reconocimiento de las fallas y limitaciones de su madre, pero también el profundo amor que sentía por ella.

En una imagen especialmente emotiva, E.A. recuerda que la única foto en la que aparece entre sus padres es de su graduación, un recuerdo solitario de una vida marcada por la ausencia de una familia unida.

Cuando E.A. cumplió 14 años, su vida dio un giro inesperado: tras una modificación en el acuerdo de custodia, fue enviada a vivir con su padre, Tom Hanks, y su nueva familia en Los Ángeles.

A pesar de la presencia de su padre y su nueva esposa, Rita Wilson, y la posibilidad de vivir con estabilidad, E.A. nunca pudo superar completamente la relación problemática con su madre. La transición de Sacramento a Los Ángeles no fue suficiente para borrar el dolor emocional de aquellos años tumultuosos.

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