
Este es el motivo por el que el PC de tu infancia tenía un botón turbo: por qué ya no se usa
Cuando muchos éramos niños y teníamos un computador en casa existía un botón que causaba curiosidad: Turbo. Una función que, irónicamente, no estaba enfocada en mejorar la velocidad del dispositivo, sino que cumplía una tarea contraria a su nombre.
Su propósito era disminuir la velocidad del procesador, no acelerarla. Aunque para las generaciones actuales pueda resultar desconcertante, en las décadas de 1980 y 1990 tenía un sentido técnico preciso vinculado a la compatibilidad del software con los avances del hardware.
Para qué era el botón Turbo de los computadores antiguos
Ubicado usualmente en la parte frontal del gabinete, junto a los botones de encendido y reinicio, el botón Turbo estaba acompañado a menudo por una pantalla LED que mostraba la frecuencia del CPU.
Esta indicación visual ayudaba al usuario a confirmar si la computadora operaba en modo “rápido” o “lento”, mediante cifras en MHz o señales como “HI” y “LO”. Pero más allá del diseño, el botón permitía alternar entre dos modos de funcionamiento: uno que reflejaba la velocidad real del procesador moderno, y otro que reducía artificialmente su rendimiento.
Cuando se activaba el botón, la máquina alteraba la frecuencia del reloj del procesador e incluso podía desactivar la caché del CPU. Esta reducción deliberada de velocidad se implementaba para emular el comportamiento de las computadoras más antiguas, cuyo software dependía estrictamente de una velocidad específica del hardware para funcionar correctamente.
Por qué era necesario este botón en ese momento
La necesidad de un mecanismo como el botón Turbo surgió de una transición tecnológica crítica. Durante la década de 1980, los programas —en particular los videojuegos— eran diseñados para correr en máquinas con una frecuencia de reloj muy baja, como los IBM PC equipados con procesadores Intel 8088 a 4,77 MHz. Cuando aparecieron nuevos modelos con CPUs más rápidas, como el Intel 8086 a 8 MHz, muchos de esos programas comenzaron a presentar errores, ejecutándose tan rápido que resultaban prácticamente inusables.
Fue la empresa Eagle Computer la que introdujo esta solución en sus modelos Eagle PC Turbo. Como recuerda la revista PC Magazine tras probar estos equipos en 1984, “es tan rápido que Eagle tuvo que incluir un botón en el panel frontal para ralentizarlo”. El nombre “Turbo”, aunque engañoso, funcionó como un recurso de marketing eficaz que convertía una limitación técnica en una supuesta ventaja competitiva.
El concepto fue rápidamente adoptado por fabricantes de ordenadores clónicos que competían con IBM. Incorporar un botón Turbo se volvió una práctica común. El botón ofrecía una solución inmediata a un problema extendido: muchos usuarios todavía dependían de software heredado y no podían esperar a que los desarrolladores crearan versiones adaptadas a los nuevos estándares de hardware.